¿Es la salud un gasto o una inversión en nuestra sociedad?

La respuesta es tan compleja como los seres humanos, pero tan sencilla como estar o no sano. Cuando enfermamos o tenemos algún problema de salud, disminuye la capacidad de rendimiento laboral, así como la capacidad de disfrute y goce.

Desde muchos puntos de vista se podría decir que la prevención y el cuidado de la salud es la mejor inversión que se hace en la vida.
Mientras más temprano se hagan las correcciones necesarias en lo cotidiano, habitual, emocional, psicológico y mental, menos costosa va a salir la terapia en tiempo y dinero. Los costos de tratamiento, medicamentos, estudios y/o exámenes para la obtención de diagnósticos apropiados, son algunos de los factores que están en juego. También está el lucro cesante, que no es otra cosa que el dinero que se deja de ganar o producir al no poder trabajar por estar enfermos.

Es importante tomar en cuenta el estado de ánimo de la persona enferma, así como el nivel de estrés familiar que esto produce, porque ambos se ven alterados ante las nuevas circunstancias. Preocupa ver a un familiar con cólico renal, preocupa ver a un ser cercano con diagnóstico de cáncer.

Estamos mal acostumbrados a creer que el causante de la enfermedad es el último griposo que se encontró en el camino, pero como pacientes, se puso todo el terreno abonado para que el estornudo del griposo cayese en terreno apropiado donde el virus de la gripe o de cualquier otra enfermedad creciera.

¿Cómo se abona el terreno para las nuevas enfermedades? diferentes factores contribuyen a ello:
– ¿Con qué alimentamos el cuerpo?
– ¿Con qué alimentamos los sentimientos?
– ¿Con qué alimentamos la mente?
– ¿Con qué alimentamos el espíritu?

Si esos alimentos son de excelente calidad, o al menos de buena calidad, la posibilidad de enfermar gravemente queda casi excluida.

Es importante desintoxicarnos de forma frecuente y regular. Aunque queramos vivir de manera organizada, estamos en una sociedad agitada y convulsionada, al menos por períodos. Cuando hay crisis resulta fundamental hacer una pausa para recuperar el estado de salud y bienestar, y no seguir en la carrera cotidiana, haciendo de cuenta que nada está pasado.

Es frecuente el uso de los mal llamados medicamentos inofensivos donde al menor síntoma el paciente se automedica con analgésicos, antipiréticos, antihistamínicos, ansiolíticos, antibióticos y muchos más. Estos ayudan a salir de la crisis pero albergan una toxicidad en sí mismos. Cuanto menos se usen mejor. Así mismo es vital la desintoxicación después de su ingesta.

Urge hacer un apropiado manejo ante las situaciones de estrés emocional, mental, cualquiera que sea su origen. Debemos también ser agradecidos por cada aspecto favorable que tenemos en nuestra vida. ¡A mayor salud integral, mayor posibilidad de tener una vida exitosa!

En este sentido, es importante tener en cuenta todo el aporte que los sistemas naturales y energéticos pueden hacer para la prevención y conservación de la buena salud integral entendida como física, emocional, mental, espiritual.

Se recomienda seguir los siguientes consejos: una alimentación sana, incluir una rutina de ejercicios físicos o baile, técnicas de relajación, meditación, y por supuesto el apoyo de la medicina bioenergética. Este es un buen momento para iniciar y mejorar un plan de salud integral de prevención y cuidado personal y familiar.

Colabora para Artemisa:

Dr. Mauricio Lozano, médico Bioenergético

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