A través de constantes investigaciones científicas que buscan mejorar aspectos de la salud, se crean productos como el “Procolágeno”, el cual se presenta como un nuevo factor antienvejecimiento, convirtiéndose en la materia prima que el cuerpo utiliza para sintetizar el colágeno y producir cartílago articular, favoreciendo la elasticidad de las fibras de nuestro sistema musculo-esquelético.
El Procolágeno ayuda en la regeneración de tejido articular, disminuye el dolor y la inflamación. En estados postquirúrgicos es de gran beneficio ya que favorece la pronta cicatrización. Es importante destacar que la persona que decida consumir Procolágeno puede prevenir dolores musculares producidos por malas posiciones o por drásticos esfuerzos físicos y que no solo está dirigido a quienes ya los padezcan.
El Procolágeno en la piel: En la capa más profunda de la dermis existen unas fibras cuya función es estirar la piel, al disminuir el colágeno estas fibras se debilitan causando una piel flácida y arrugada. El Procolágeno revitaliza la piel, disminuye arrugas, bolsas debajo de los ojos, papada, estrías, celulitis y la resequedad cutánea.
El dolor articular se comprende como una sensación desagradable en las articulaciones (muñecas, codos, rodillas, tobillos y dedos) que por lo general va acompañada de inflamación, casi siempre como resultado de un desgaste o daño a los tejidos y estructura que forman las coyunturas también producido por la falta de colágeno.
Es más frecuente que se presente este malestar en personas de edad avanzada por lo que se asocia al envejecimiento, también en los deportistas y personas que realizan esfuerzo físico constante, en estos casos suele presentarse degeneración del cartílago articular y debido a que no puede absorber el impacto ni proteger a los huesos, la coyuntura tiende a doler, inflamarse y volverse rígida.
Las articulaciones y su función: Las articulaciones son las estructuras que permiten el movimiento del cuerpo, incluso se pueden comparar con las palancas, debido a que poseen puntos de apoyo para mover la masa muscular, permitiendo así su desplazamiento para hacer cosas que en apariencia son tan sencillas como levantar una pierna o doblar un brazo, lo cual requiere de músculos, tendones y tejidos.
En toda esta estructura de sostenimiento de nuestro cuerpo, el colágeno juega un papel muy importante, ya que fortalece los tejidos de las articulaciones y evita el desgaste producido de la fricción de una contra otra, durante el movimiento.
Con el paso del tiempo se generan cambios radicales en las células productoras del colágeno (fibroblastos, condroblastos y osteoblastos), cuya función principal es la de mantener los tejidos del cuerpo en su posición normal. Al no haber suficiente producción de colágeno, esta estructura comienza a ceder causando dolor en los huesos, trastornos circulatorios entre otras molestias.
Colabora para Artemisa:
Dr. Isaac Morhaim – Especialista en Medicina Regenerativa y Antienvejecimiento
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