En los últimos años hemos escuchado que si no se toman las debidas precauciones, el sol puede ser realmente perjudicial para nuestra salud. Sin embargo, pocos saben que los rayos solares pueden emplearse como una auténtica terapia para la cura de determinadas dolencias y enfermedades. Se trata de utilizar el sol como medio terapéutico, y es precisamente la helioterapia la disciplina que logra aprovechar todos los beneficios del sol al máximo y que viene practicándose hace ya más de diez siglos.
Desde las épocas de antaño hasta nuestros días los expertos están de acuerdo en los importantes y notables beneficios que tienen las radiaciones solares moderadas sobre nuestro organismo, en el metabolismo y sobre las funciones orgánicas y físicas. Reportan beneficios en la circulación de la sangre, aumentan la temperatura cutánea, lo que favorece la sudoración y la eliminación de toxinas. Las radiaciones solares ultravioleta modifican los esteroides de la piel para producir la vitamina D, indispensable en la fijación del calcio. Algunos investigadores aseguran que la exposición al sol refuerza el sistema inmunológico, que hace que el organismo sea más resistente a las infecciones.
La helioterapia consiste en tratar diversas enfermedades mediante la exposición de la totalidad o una parte del cuerpo a los rayos solares, lo cual es conocido comúnmente como baños de sol. La exposición no controlada a los rayos ultravioleta puede provocar daños graves en nuestro cuerpo.
De la teoría a la práctica
La forma más habitual de aplicación de la helioterapia es la exposición progresiva al sol durante varias sesiones controladas, que al principio durarán breve tiempo, y aumentarán paulatinamente, pasando de diez minutos hasta una hora. La superficie del cuerpo expuesta al sol será cada vez más grande, hasta abarcar al final del tratamiento toda la superficie corporal.
Tres efectos beneficiosos de la helioterapia
1. Efecto estimulante sobre la mente: la luz induce al optimismo, hace ver la vida de una forma más positiva y evita depresiones y tristezas.
2. Efecto estimulante sobre la piel: en afecciones de la piel como mala cicatrización, la exposición directa y moderada a los rayos solares provoca una ligera irritación de las capas más superficiales de la piel, al dilatar los capilares encontrados en la superficie cutánea; gracias a ello aumenta la sangre que circula por la piel ayudando con ello a su propia recuperación.
3. Efecto antirraquitismo: El raquitismo es una enfermedad que se desarrolla en la infancia por falta de vitamina D. la luz solar favorece la producción de esta vitamina que además se hace indispensable para absorber el calcio de los alimentos y fortalecer nuestros huesos.
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