Si usted alguna vez se ha despertado en la mañana con dolor y rigidez de los músculos del cuello y la nuca, que le dificulta girar y/o mover la cabeza hacia un lado del cuerpo, muy probablemente ha sufrido de tortícolis.
La tortícolis es una contractura muscular que hace que la cabeza apunte hacia un hombro, mientras que el mentón queda señalando hacia el hombro opuesto. El espasmo se puede extender hasta los músculos de hombros y de la espalda.
En la mayoría de los casos, la tortícolis es secundaria a una irritación de los nervios de la columna cervical, lo que desencadena la contracción o espasmo de los músculos del cuello. Las causas más frecuentes de esta irritación son:
Movimientos bruscos y rápidos del cuello, una mala postura al dormir, hablar por teléfono con una postura poco ergonómica, un trauma o golpe fuerte en el cuello, el estrés y la ansiedad. Con menor frecuencia, se presenta como una lesión muscular del cuello al nacimiento (tortícolis congénita por mala posición en el útero), puede ser secundaria a una hernia de disco a nivel cervical, y también puede acompañar a algunas enfermedades virales o bacterianas.
En la tortícolis, lo fundamental es su prevención:
- Duerma en un colchón firme, preferiblemente ortopédico.
- Si usted es de los que acostumbra a dormir de lado, trate de mantener alineadas y rectas la columna dorsal y cervical, usando una almohada que sea más grande en la parte de abajo del cuello que en la zona donde reposa la cabeza, para evitar que se despierte con dolor de cuello.
- Pero, si usted duerme boca arriba (de espaldas), evite utilizar almohadas demasiado altas o bajas; prefiera una almohada redonda, ojalá de plumas, que se adapte a la curvatura natural del cuello.
- No duerma boca abajo (de estómago), ya que esta postura arquea la columna y obliga al cuello a estar girado hacia un lado.
- Cuando vaya de viaje en avión o en carro y se recuesta en el asiento, utilice una almohada en “U” especial para el cuello, así la cabeza se mantendrá firme y no se balanceará de un lado a otro con el movimiento ocasionado.
- Acostumbre a realizar ejercicios giratorios y de estiramiento con el cuello y movimientos circulares con los hombros hacia adelante y hacia atrás, como parte de su rutina diaria.
Apenas sienta dolor, sensación de espasmo o rigidez en el cuello, y antes de que avance el problema, aplique un cojín de gel frío o hielo sobre el área tensionada y alterne con compresas calientes durante unos minutos, varias veces al día. También puede tomar una ducha caliente y colocar el chorro directamente sobre la zona afectada, mientras realiza los ejercicios descritos anteriormente.
Permita el descanso de los músculos del cuello y si se hace necesario, debido a la intensidad del espasmo, utilice un collarín cervical ortopédico.
También se recomienda realizar masajes suaves en el cuello, utilizando el cristal de aloe vera (penca de sábila) o un aceite esencial como enebro, romero, tomillo o lavanda, para descontracturar y relajar los músculos, calmar el dolor y mejorar así los movimientos del cuello y la cabeza.
Plantas como el Sauce y el Hipérico, pueden tomarse en infusión o cualquier otra presentación de productos naturales, por sus propiedades analgésicas, antinflamatorias y relajantes.
Si el dolor y la rigidez son severas e incapacitantes, deberá consultar al médico para complementar con tratamientos convencionales que probablemente incluirán ultrasonido, fisioterapia y relajantes musculares.
Colabora para Artemisa:
Dr. Felipe Alejandro Lora L.
MD Medicina Ayurvédica Biológica – Pontificia Universidad Javeriana
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