Tus hábitos alimenticios serán modelados por tus hijos. Enséñales la importancia de la buena nutrición.
Los hábitos alimenticios de los adultos incluyen en su mayoría, alimentos con alto contenido de grasas e hidratos de carbono. Estos hábitos heredados, requieren de un cambio consciente para que no sean replicados por los hijos.
Ahora bien, sumado a esto, la nueva generación de dispositivos digitales ha paralizado la actividad física de los niños, fomentando el sedentarismo y por lo tanto, el incremento de la obesidad.
Estudios recientes han demostrado que la obesidad infantil es un problema que crea predisposición para que en la edad adulta esta condición permanezca, propiciando tal vez, el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, entre otras. Este comportamiento se pueden evitar incluso desde el embarazo, si se aplica la información nutricional que corresponde al propio organismo y seguramente, a través de una adecuada instrucción, los niños aprenderán a escoger los alimentos más convenientes para su desarrollo, la cantidad suficiente y el momento indicado para su consumo.
Es responsabilidad de los padres y adultos preparar a los niños para que desplieguen sus habilidades en la vida adulta, y evitar que se enfrenten, entre otras cosas, a enfermedades generadas por malos hábitos.
Es fundamental crear una disciplina para que se respeten los horarios de las comidas sin omitir ninguna de ellas, pues esto implica que se comerá más de lo oportuno y el cuerpo tendrá la necesidad de almacenar en el tejido adiposo toda la grasa que no se quemará o eliminará.
Enseñar una apropiada selección de los alimentos también es muy importante. Explicar que los productos frescos como las frutas y verduras y los alimentos integrales, ayudan a asimilar los nutrientes necesarios para el cuerpo, pero que al ingerir alimentos altos en azúcar, grasas y carbohidratos (Que solo producen calorías) están afectando el correcto funcionamiento del sistema digestivo, ocasionando estreñimiento, colon irritable y otras enfermedades asociadas.
Disfrutar de los alimentos, masticar sin afanes y evitar que utilicen las comidas cuando el estado anímico se encuentra alterado son aspectos que también hacen parte de la educación. Muchos niños e incluso adultos con comportamientos aprendidos, suelen aumentar la ingesta de alimentos cuando están ansiosos, porque la comida despierta el sistema parasimpático, que es el encargado de bridar satisfacción y tranquilidad. Es preferible indicar otras técnicas cuando estén intranquilos, como el manejo de la respiración o la práctica de ejercicios para que aprendan a manejar sus emociones y eviten el consumo desmedido de alimentos.
La invitación es a que explore sus propios conocimientos en nutrición para que los niños que se encuentren cerca a usted puedan replicarlos. Una buena y equilibrada alimentación, evitará el aumento de peso en cualquier edad, padecer alguna enfermedad del sistema cardiovascular o cualquier otra en la edad adulta.
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Mónica Pinedo N. Psicóloga – Universidad Javeriana
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